El Jueves 16 de abril de 2015 Gastón Angladette (25), Daniel Moraga (24), Fabián González (22), Ignacio Medina (17) y Robert Rivas (23), esperaban, junto a un centenar de otros jóvenes, entrar al club nocturno para ver a la banda musical británica #Doom, quienes arribaban por primera vez a Chile y habían agendado una única presentación.
En la entrada del local subterráneo, en medio de una avalancha humana y de gritos desesperados, los dos primeros fallecieron en el lugar, mientras que los otros tres, incluido el menor del grupo, lo hicieron más tarde. Otros cinco muchachos, que sobrevivieron quedaron con secuelas de por vida.
A diferencia de los primeros relatos presentados por la prensa de la época, que trató de demostrar constantemente la tesis de un accidente debido al caos característico de los jóvenes afines a la música Punk, los cinco jóvenes fallecidos no presentaban en sus respectivas autopsias, consumo de drogas y, en los que se presenta consumo de alcohol, este es muy bajo, hecho que desmiente las primeras afirmaciones de la producción e incluso de la misma banda Doom, que señalaban a los jóvenes como un grupo alcoholizado o drogados que trataron de entrar a la fuerza al recinto. Además, los cinco contaban con su entrada. Incluso algunos de ellos tenían pre-ventas compradas tiempo antes, lo cual también desmiente la hipótesis de querer entrar gratuitamente.
Los sobrevivientes a esta tragedia, relatan que la violencia comenzó mucho antes de la avalancha humana. Los guardias se paseaban mostrando los bates según los testigos y los mismos videos de las cámaras de seguridad los muestran, incluyéndose los constantes insultos a los jóvenes, incluidos a aquellos que querían comprar una entrada en la puerta del recinto, hecho que es muy común en este tipo de eventos, incluso regatear con los encargados de la puerta, valores más bajos.
En algunas autopsias, se presentaban marcas no atribuibles a aplastamiento y que coinciden mayormente con el uso de electroshock o armas eléctricas, hecho que confirma la doctora y perito Vivian Bustos, quién en su declaración durante el juicio, habló de compatibilidad de tal elemento en las heridas específicas que presentaban los jóvenes. Además, una de las víctimas presentaba una gran congestión en la cabeza, atribuible a una contusión cerebral.
Los otros sobrevivientes terminaron con heridas graves, todas asociadas a hipoxia y golpes que señalaron haber recibido, a modo disuasivo, por parte de la seguridad del evento, quienes se ven en diversos videos de vigilancia del mismo recinto, portando objetos contundentes, que concuerdan con la versión de los testigos, quienes señalan en una primera instancia, haber sido golpeados con bates de béisbol, bastones retractiles y electrochoques, los cuales se encuentran prohibidos. A eso se debe agregar que, durante la investigación de la tragedia, se demostró presencia de agua en el lugar y sobre gran parte de los jóvenes, hecho que se volvería fatal a la hora de aplicar elementos con electricidad sobre sus cuerpos.
MEMORIA VIVA POR LAS VÍCTIMAS DEL DESASTRE DE EL 16 DE ABRIL.
¡NO PODEMOS, NI QUEREMOS OLVIDAR!
 

 

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