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El ataque nihilista - Federico Buono


Este texto fue escrito durante los días febriles de mi juicio por robo agravado.
Nunca quise saber nada sobre tal prueba ni le pregunté a nadie sobre su resultado.
En mi experiencia, mi manera de hacer es un intento de negar la ley y vivir en la incertidumbre. Esto hace que mis palabras sean aún más fuertes.
Dedico estas palabras a mi compañero de afinidad Maurizio y a todos aquellos que elegirán una forma anti judicial para hacer frente a la puesta en marcha de la monja Manuela Comodi.
* * *
El ataque nihilista
Me muevo en la sombra. Siento la percepción de algo que puede suceder como una no-trayectoria. Recuerdos vagos. El paso inseguro roza el camino vertical frente a mí.
Escucho mis pasos en una frenética convulsión de no saber.
Trazo mi espacio esencial y pongo un círculo concéntrico entre mí y la permanencia temporal.
Me convierto en el único y el ego en soledad.
Inseparable en un supuesto continuo en el devenir, que aniquila la sumisión de la redención sedentaria del evento.
¿El evento está dentro de mí o está frente a mí?
La inmediatez se mueve a mi alrededor, un individuo.
Mi sombra está armando su deseo misantrópico, y exponiéndose y proyectándose en una luz que se refleja continuamente.
La luz de la pasividad ama mi sombra. Me armo contra eso.
Estoy saliendo de un intersticio. Estoy escuchando voces: siento que quieren mi deseo y quieren agarrarme. Lejos de todo, también estoy en un rincón escondido en las apestosas arterias de la necrópolis de la sociedad humana.
He hecho mi elección. Guardo recuerdos a distancia. La pasividad quiere expandir su luz y masticar mi esencia.
Estoy siendo empujado contra eso. Decidí no ceder a la "certeza" que completa la alternancia de las reglas de la sociedad humana.
Cada día es un momento diferente, y el espacio que encierra mi voluntad de afirmarme tiende a destruir el pasado de un instante antes.
El instante negado destruye la normalidad ...
Mi sombra y esencia volitiva están en cada rincón escondido.
Me coloco en el medio rompiendo la esperanza con recuerdos insignificantes.
El Templo de la profecía, un catalizador de eventos y experiencias, me está devolviendo la llamada y el demiurgo está esperando.
Un indicio de desesperación.
No me rindo, como lo he estado haciendo desde el principio.
La fuerza egoísta ataca a la moral y la rompe en pedazos; y no quiere que el cadáver, aún caliente, lo queme y lo reduzca a cenizas ...
Hoy salgo del armario, celoso de mi sombra, y dedico estas pocas palabras a mis hermanos de afinidad investigados por la monja Manuela Comodi.
El ataque nihilista no abdica; ¡Se impone en un andar continuo de sus impulsos vitales!
De mi infierno personal

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